Muchas veces, de pequeños, recurrimos a la tan conocida por nuestros padres, frase de "yo no tengo la culpa", o, peor aun, al clasico "la mala suerte", para definir (o, al menos, intentar definir), en que habiamos fallado; sin embargo, tanto nuestros padres como nosotros sabiamos que habia un unico cumplicable: nuestra incapacidad cronica para sentarnos y estudiar como correspondia toda la leccion.
Hoy, ya de adultos, podemos ser inteligentes y reconocer que nuestros sucesivos fracasos en las oposiciones que se dan cada año no responden a la combinacion de varias fuerzas tan invisibles como maquiavelicas empeñadas en dañarnos sino, simplemente, en nuestra pereza.
Por ese motivo, para dejar de sacar la responsabilidad de nuestros hombros y convertirnos de verdad en un adulto que piensa seriamente en construir una familia y un futuro para ella, debe asistir a nuestros cursos para oposiciones que le permitiran conseguir ese empleo publico por el que lleva años, inutilmente, bregando.
Las estadisticas estan de nuestro lado. Venga y compruebelo personalmente.
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