HISTORIA Y TÍTULO DE LAS ISLAS CANARIAS
La Historia de las Islas Canarias están presentes, desde siempre, en la leyenda, como aquellas tierras míticas que se encontraban más allá de Las Columnas de Hércules, del estrecho de Gibraltar, camino del Mar Tenebroso.
Aquí situaron muchos autores clásicos el Paraíso, los Campos Eliseos o el Jardín de las Hespérides, aunque uno de los primeros testimonios fiables sobre las islas se lo debemos a Plinio, que en el siglo I, nos habla de una expedición enviada por el mauritano rey Juba hacia las islas, de la que le llevaron, como recuerdo de la aventura, unos enormes perros de los que se deriva el nombre del archipiélago: Canarias, de can o canes.
Hay, todavía, soberbios ejemplares de una raza autóctona de perros de presa isleños, de fiero e impresionante aspecto, llamados verdinos (o bardinos, según las islas). No es de extrañar que, en las primeras narraciones legendarias o históricas, sobre Canarias, se hiciera, casi siempre, mención a Tenerife, a la que se denominó también Nivaria, puesto que, en estas latitudes, la estampa de una enorme montaña nevada, visible desde muchos kilómetros a la redonda, emergente por encima de las más elevadas nubes, debía impresionar vivamente a aquellos antiguos navegantes.
Las islas, hasta su conquista por los europeos, que se prolongó a lo largo de casi todo el siglo XV, estaban habitadas por una población, posiblemente de origen norteafricano, sumida en el paleolítico, aunque con ciertos atisbos de una cultura ligeramente superior en lo que se refiere al aspecto religioso y artesanal.
La incapacidad marinera de estos pueblos y la falta de comunicación entre islas que, sin embargo, se divisan entre sí a simple vista, además de la enorme estatura de algunos guanches -si hemos de dar crédito a ciertos testimonios, los gigantes menudeaban en las islas-, hacían atractivas estas hipótesis escasamente científicas.
La conquista del archipiélago se había iniciado formalmente en 1402, con las incursiones de Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle, en nombre de Enrique III, en Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, tierras que anexionaron con cierta facilidad a Castilla. Fernán Peraza hizo lo propio con La Gomera.
Tenerife es la última isla que se conquista, ya para los Reyes Católicos. La lucha es sangrienta y los españoles, mandados por el adelantado Alonso Fernández de Lugo sufren alguna que otra derrota espectacular, como la de La Matanza en 1494.
Un año después, Fernández de Lugo regresa con un nuevo ejército y cambia la suerte en el campo de batalla. La forzada entrada de las islas en la Historia -cuando aún dura la lucha en Tenerife, Cristobal Colón recala en la Gomera, procedente de Palos, antes de continuar su providencial ruta, no implica de momento, una pérdida del carácter fantástico y legendario de estas tierras para la perspectiva europea.
En 1982 Canarias se convierte en Comunidad Autónoma y, en 1986, se integra, con el resto del Estado Español, en la Comunidad Económica Europea a través de un modelo diferenciado.
Vista Panorámica del Puerto De Santa Cruz de tenerife actual
|